domingo, 6 de julio de 2025

Lo que no se dice en el Día del Maestro: Reflexiones desde la precariedad y la resistencia



No sé si hoy corresponde felicitar. No sé si basta con decir “feliz día” a quien ha hecho de la enseñanza una forma de vida y de resistencia, a quien sostiene la escuela desde el anonimato de un aula olvidada por el Estado, desde la precariedad, desde el cansancio, desde la vocación convertida en trinchera frente a un sistema que todo lo convierte en cifras, en productividad, en resultados medibles, como si la educación fuera una línea de ensamblaje y no un vínculo humano, una esperanza compartida.

Hoy es Día del Maestro, y lo que siento no es exactamente celebración, sino memoria. Porque en el Perú ser maestro no es sólo una profesión; es una forma lenta de desaparecer. Te borra el sistema con contratos temporales que duran menos que una estación del año, te borra el Estado con su burocracia sin alma, te borra la indiferencia social que aplaude el discurso, pero niega el presupuesto, y te borra también la costumbre, esa costumbre que naturaliza la miseria como si fuera parte del mobiliario escolar.

Nadie suele hablar de quienes enseñan en silencio, de quienes madrugan cuando aún no ha salido el sol para cruzar cerros y ríos, con los cuadernos apretados contra el pecho y el alma un poco vencida por las cuentas, por el dolor de no llegar a fin de mes, pero con la esperanza intacta. Nadie habla de esa maestra que se sienta en una piedra a dar clases porque el colegio se cayó con el último sismo y aún no lo han reconstruido. Nadie menciona al profesor que, con su celular de gama baja, transmite por WhatsApp audios explicando divisiones a sus estudiantes, porque en su comunidad no hay señal ni tablets ni conectividad, pero sí hay ternura, sí hay voluntad, sí hay una pedagogía de la entrega que ningún Ministerio puede diseñar.

Y, sin embargo, seguimos. Seguimos enseñando porque, más allá del salario y del reconocimiento, más allá de las pruebas estandarizadas y de los informes que nadie lee, sabemos que lo que hacemos no es solo transmitir contenidos, sino de sostener la dignidad humana. Ser maestro, en este país, es resistir. Es mirar a los ojos a un niño que llega con hambre y decirle con ternura que puede, que vale, que tiene derecho a soñar. Es escribir en su alma, con tiza, con palabras e incluso con silencios, la certeza de que su vida importa, aunque todo a su alrededor le diga lo contrario.

En un país donde se pretende evaluar la educación con rúbricas impuestas y métricas que ignoran la desigualdad estructural, ser maestro es, en muchos sentidos, un acto subversivo. Es negarse a reducir el aula a un espacio de instrucción tecnocrática. Es insistir en que el amor también enseña, que la empatía también transforma, que el pensamiento crítico es más importante que la memorización vacía. Es apostar por una pedagogía que no domestique, sino que despierte. Por una escuela que no forme empleados obedientes, sino ciudadanos capaces de cuestionar el mundo y rehacerlo con justicia.

Por eso, hoy no celebro con bombos ni con discursos prefabricados. Hoy abrazo. Abrazo a cada maestra que enseña con el corazón herido, a cada maestro que no renuncia, aunque le nieguen todo. Abrazo a quienes educan sin aplausos, sin cámaras, sin horarios razonables, pero con la certeza de que la educación puede salvarnos. Porque sí, educar, en estos tiempos, es un acto radical de esperanza. Y quizá, también, una de las pocas formas de ternura que aún nos quedan.


sábado, 14 de junio de 2025

Contra la neutralización sistemática del pensamiento mariateguiano

 

Un día como hoy, 14 de junio de 1894, nació en Moquegua un niño que, pese a las limitaciones físicas que marcaron gran parte de su existencia, se convertiría en uno de los pensadores más íntegros de América Latina y, sin lugar a dudas, en la conciencia más aguda, sensible y radical que ha tenido el Perú en su larga y compleja historia republicana: José Carlos Mariátegui, cuya vida breve, pero intensamente vivida, sigue siendo una interpelación a quienes desean no solo describir la realidad, sino transformarla desde sus fundamentos.

Pensar al Perú desde adentro —y no como un objeto exótico o una curiosidad estadística— ha sido siempre un ejercicio incómodo, muchas veces evitado por quienes, desde las alturas del poder o desde la comodidad del saber académico, han preferido importar teorías sin preguntarse si éstas dialogan o no con la complejidad y la herida abierta que es nuestro país. Mariátegui, sin embargo, eligió otra ruta: la ruta del pensamiento crítico, ese que no se aprende en los manuales ni se reproduce en las cátedras asépticas, sino que brota del contacto directo con la historia, con las injusticias vividas y con la esperanza colectiva aún por construir.

No fue un pensador de escritorio ni un compilador de ideas ajenas: fue un creador de pensamiento desde el dolor, desde el hambre, la miseria y el amor por un país profundamente fragmentado. Cuando propuso un marxismo “heroico y creador”, no lo hacía desde el gesto retórico, sino desde la convicción de que ninguna teoría vale la pena si no se contamina con la sangre, con el barro y con el aliento de los pueblos que se pretende comprender. Frente a los repetidores de doctrinas extranjeras, frente a los ideólogos de café, Mariátegui se atrevió a decir que el Perú no era Europa, que nuestra revolución no podía ser copia ni calco, y que el sujeto transformador no sería sino el indígena, el campesino, el pueblo olvidado.

En su obra capital, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, no nos ofrece un tratado cerrado ni una fórmula aplicable, sino un intento valiente de leer el Perú con los ojos bien abiertos, sin anestesias, sin eufemismos, sin el velo con el que tantas veces se ha querido ocultar la crudeza de nuestras relaciones sociales. Habla del gamonalismo, no como un concepto abstracto, sino como una estructura viva de poder que somete, aplasta y perpetúa la desigualdad. Habla del problema del indio, no como un “tema nacional” sino como el síntoma más profundo del fracaso del Estado peruano para integrar sin violentar, para reconocer sin asimilar, para convivir sin exterminar.

Y si bien podría creerse que su pensamiento pertenece al pasado, lo cierto es que la vigencia de Mariátegui se vuelve casi inevitable cuando miramos el presente con objetividad: seguimos siendo un país que se enorgullece de sus indicadores macroeconómicos mientras permite que miles de escuelas rurales funcionen sin agua ni docentes estables; seguimos levantando discursos sobre la inclusión mientras los pueblos originarios deben marchar cientos de kilómetros para exigir lo que la ley ya les reconoce; seguimos hablando de democracia mientras criminalizamos la protesta y tratamos como enemigos a quienes nos recuerdan nuestras deudas históricas.

En este contexto, recordar a Mariátegui no puede reducirse solo a una conmemoración vacía, ni a una publicación de sus fotos y sus frases célebres. Recordarlo, en serio, es asumir el reto de pensar desde el conflicto, desde lo no resuelto, desde lo que incomoda y lo que duele. Es resistirse a la domesticación del pensamiento y a la neutralización sistemática y simbólica de sus planteamientos. Es volver a preguntarnos, con radicalidad y ternura a la vez, por qué seguimos siendo un país con tantas capas superpuestas que no terminan de encontrarse, con una modernidad que flota sobre un subsuelo de exclusión que nunca ha dejado de doler.

Quizá por eso su figura molesta tanto como inspira: porque nos obliga a elegir entre el pensamiento funcional, que adorna los discursos institucionales, y el pensamiento crítico, que pone el dedo en la llaga, que señala los privilegios, que rompe los consensos cómodos. Y eso, en tiempos donde la neutralidad es celebrada como virtud y el pensamiento crítico es acusado de ideologizado, convierte a Mariátegui no solo en un referente histórico, sino en un farol encendido en medio de una niebla política e intelectual que parece no disiparse.

Pensar desde Mariátegui, o incluso contra él, pero en su misma sintonía profunda, implica recuperar una actitud: la de quien no se resigna a que el Perú sea solo una promesa incumplida, un archipiélago de intereses desconectados, un país sin proyecto colectivo. Implica, también, aceptar que la transformación no será tarea de tecnócratas ni de consultores, sino de una sociedad pensante, organizada y capaz de luchar por una verdadera transformación de este país tan diverso como golpeado.

Hoy, más que nunca, su palabra nos desafía no a repetirla, sino a reinventarla desde las nuevas luchas, desde los nuevos rostros de la exclusión, desde las nuevas preguntas que claman por respuestas nacidas en nuestras entrañas, no en los márgenes de una hoja de cálculo. Porque, como él mismo escribió, el Perú es más que una geografía o una economía: es una esperanza herida que espera ser redimida por quienes tengan el coraje de pensarla y el compromiso de transformarla.

jueves, 10 de octubre de 2024

UNASAM: REFLEXIONES A DOCE AÑOS DESPUÉS DEL DENOMINADO "SHANCAYANAZO"

"Cada herida, cada lágrima derramada por nuestros compañeros santiaguinos es un recordatorio de que el camino hacia la emancipación está lleno de sacrificios. Y, sin embargo, lo que ellos nos legaron fue algo más valioso: la certeza de que la lucha por la justicia es eterna, y que su eco resuena en cada rincón de la UNASAM"


Aquella mañana del 10 de octubre de 2012, la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo no simplemente fue testigo de un enfrentamiento entre estudiantes y fuerzas del orden; fue el punto de inflexión de un conflicto más profundo, el choque de dos fuerzas opuestas: la juventud universitaria, llena de ideales y ansias de justicia; y un sistema enquistado en la indiferencia y la corrupción. 

Aquel día, los estudiantes santiaguinos se alzaron con valentía, no por ambición personal ni por deseos mezquinos, sino por la noble causa de exigir una universidad científica y humanista, verdaderamente al servicio del pueblo. Esa protesta, nacida del descontento ante la corrupción y la indiferencia de las autoridades, fue una manifestación del espíritu más puro de la juventud: el que no se doblega, el que no se arrodilla ante la injusticia, el que no calla cuando ve que sus derechos son pisoteados.

Fue así como el clamor de los jóvenes universitarios se alzó no solo como un grito de protesta, sino como el eco de una herida histórica que sigue abierta, que duele y arde en cada generación que se atreve a desafiar el destino impuesto. Fue una jornada en la que se luchó no solo por el presente, sino por un futuro que se niega a ser silenciado y relegado a la oscuridad.

Aquellos estudiantes, con el alma encendida por el fuego de la juventud, intentaron abrir una brecha en el revestimiento de indiferencia que cubre nuestra realidad. Su lucha, aunque empañada por el caos y los gases lacrimógenos, fue la continuación de una batalla antigua, una batalla por la dignidad que no conoce tregua. Huaraz, con sus montañas que parecen inmóviles y sus cielos taciturnos, observaba de cerca, cómo, una vez más, los hijos del pueblo eran aplastados por las manos invisibles del poder. Las bombas lacrimógenas y los golpes recibidos ese día no fueron solo contra sus cuerpos; fueron ataques a la esperanza de una juventud que se niega a ser domesticada.


Hoy recordamos a aquellos jóvenes valientes no como víctimas de un sistema opresor, sino como héroes de una causa que sigue viva. Porque la lucha por una educación digna, libre de las cadenas de la corrupción y el oportunismo, es una batalla que no se gana en un solo día. Es una lucha que nos convoca a todos, hoy y siempre. Y aunque los tiempos cambien, aunque las máscaras del poder se renueven, el espíritu de esa juventud rebelde seguirá vivo en cada uno de nosotros.

martes, 11 de junio de 2019

SOBRE LA CONMEMORACIÓN DEL NACIMIENTO DE NUESTRO GRAN AMAUTA JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI.




Hablar de Mariátegui, es hablar de un camino, de una razón y de una fe. Mariátegui no es imparcial, ni neutral como muchos pretenden ensalzarlo, he aquí, que él mismo hable “Mis simpatías no están con una nación ni con otra. Mis simpatías están con el proletariado universal. Mis simpatías acompañan del mismo modo al proletariado alemán que al proletariado francés. Si yo hablo de la Francia oficial con alguna agresividad de lenguaje y de léxico es porque mi temperamento es un temperamento polémico, beligerante y combativo. Yo no sé hablar unciosamente, eufemísticamente, mesuradamente, como hablan los catedráticos y los diplomáticos. Tengo ante las ideas, y ante los acontecimientos, una posición de polémica. Yo estudio los hechos con objetividad; pero me pronuncio sobre ellos sin limitar, sin cohibir mi sinceridad subjetiva. No aspiro al título de hombre imparcial; porque me ufano de lo contrario de mi parcialidad, que coloca mi pensamiento, mi opinión y mi sentimiento al lado de los hombres que quieren construir, sobre los escombros de la sociedad vieja, el armonioso edificio de la sociedad nueva”[1]. Así Mariátegui sigue y se define en el camino del proletariado, usa el razonamiento del proletariado; el materialismo dialéctico e histórico y Mariátegui tiene una fe, fe en la construcción del socialismo aquí en el Perú y esta como parte de la construcción del socialismo en el mundo; fe en la destrucción del capitalismo y la creación de una sociedad realmente humana. Claro que Mariátegui existió en una sociedad semifeudal y semicolonial de aquel entonces. Pero Mariátegui propugnaba por la destrucción de la semifeudalidad y la semicolonialidad, no para reemplazarlo por el capitalismo bajo dirección burguesa; sino por la democratización de la sociedad peruana bajo la dirección del proletariado. Por eso, afirma que “La crisis mundial es, pues, crisis económica y crisis política. Y es, además, sobre todo crisis ideológica. Las filosofías afirmativas, positivistas, de la sociedad burguesa, están desde hace mucho tiempo, minadas por una corriente de escepticismo, de relativismo. El racionalismo, el historicismo, el positivismo, declinan irremediablemente. Este es el indicio más definido y profundo de que no está en crisis únicamente la economía de la sociedad burguesa, sino de que está en crisis integralmente la civilización capitalista, la civilización occidental, la civilización europea…Presenciamos la disgregación, la agonía de una sociedad caduca, senil, decrépita; y, al mismo tiempo, presenciamos la gestación, la formación, la elaboración lenta e inquieta de la sociedad nueva. Todos los hombres, a los cuales, una sincera filiación ideológica nos vincula a la sociedad nueva y nos separa de la sociedad vieja, debemos fijar hondamente la mirada en ese periodo trascendental, agitado e intenso de la historia humana.”[2]Aquí se sobrentiende que esa democratización bajo la conducción del proletariado deviene en construcción del socialismo. Por eso nuestro gran amauta, la solución que plantea al problema del indio, y con ello al problema de la tierra “La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los gamonales”[3]. Es la entrega de la tierra al campesino, y nos advierte que no es el alfabeto del blanco, ni su cultura o muestras filantrópicas de algunos blancos que va traer la redención del indio “No es la civilización, no es el alfabeto del blanco, lo que levanta el alma del indio. Es el mito, es la idea de la revolución socialista. La esperanza del indígena es absolutamente revolucionaria”[4]; sino la eliminación de la servidumbre y con ella de la semifeudalidad, entregándole los medios de producción, en este caso la tierra, al campesino indígena. ¡No olvidar! Que este planteamiento era subversivo para aquel entonces, el orden de cosas de ese momento lo veía peligroso; los terratenientes lo veían como al demonio que quería destruir el orden divino.
            Por eso no se puede entender a José Carlos Mariátegui si alucinamos ubicarnos en un punto imparcial, en un lugarcito que está por encima de las clases sociales. Para entender a Mariátegui hay que tener una posición; la posición del proletariado revolucionario, esto es sentir por los desposeídos, por los miserables y hambrientos; en una palabra, por los explotados. En segundo lugar, hay que tener una concepción del mundo, esa concepción es el marxismo; hoy marxismo-leninismo-maoísmo, y en tercer lugar hay que tener un método, y es el método dialéctico; que nos permite ver todo fenómeno en permanente desarrollo.
            Cuando hablamos de desarrollo, no lo estamos entendiendo como la pequeña burguesía lo entiende o como los intelectuales ramplones y de panteón lo entienden: Para luego cacarear diciendo que Mariátegui escribió para su tiempo; hoy, hay que desarrollar nuevos pensamientos para nuevos tiempos dicen. Eso no son más que chácharas, que vacuidades; al gritar así muestran solo su pereza mental para leer a Mariátegui, su mediocridad de conocer de oídas la ideología científica del proletariado, y solo con esas oídas quieren refutarlo.
            Razón tenía nuestro gran amauta cuando nos hablaba sobre los dogmas “La posición marxista, para el intelectual contemporáneo, no utopista, es la única posición que le ofrece una vía de libertad y avance. El dogma tiene la utilidad de un derrotero, de una carta geográfica: es la sola garantía de no repetir dos veces, con la ilusión de avanzar, el mismo recorrido y de no encerrarse, por mala información en ningún impasse. El libre pensador a ultranza, se condena generalmente a la más estrecha de las servidumbres. Su especulación voltejea a una velocidad loca pero inútil en torno a un punto fijo. El dogma no es un itinerario sino una brújula en el viaje. Para pensar con libertad, la primera condición es abandonar la preocupación de una libertad absoluta. El pensamiento tiene una necesidad de rumbo y objeto. Pensar bien es, en gran parte, una cuestión de dirección o de orbita”[5] hoy los que quieren deshacerse de este pensamiento de Mariátegui, son aquellos que niegan la existencia de la lucha de clases y su quintaescencia como diría alguien, la dictadura del proletariado, cierran los ojos ante la realidad y no quieren ver la existencia de la propiedad privada capitalista, niegan que la libre competencia o la libertad comercial como lo llaman sus apologistas, lleva a la concentración de la producción, lleva a la formación de los monopolios y hoy mientras estamos hablando en este espacio; esa concentración, esa monopolización es una realidad, aun a niveles mucho mayores que cuando estaba vivo nuestro gran Amauta. Por eso decimos que en este aspecto Mariátegui está vigente. Porque él ya nos hablaba de los monopolios, ya observaba al imperialismo y la concentración de la producción, “El imperio no tiene todavía muchas trazas de dominar el mundo con sus soldados; pero sí de dominarlo con su dinero. Y un imperio no necesita hoy más. La organización o desorganización, del mundo, en esta época, es económica antes que política. El poder económico confiere poder político. Ahí donde los imperios antiguos desembarcaban sus ejércitos, a los imperios modernos les basta con desembarcar sus banqueros”[6] así pues las bases militares norteamericanas regadas por el mundo les dan la razón, la mayor dependencia económica de los países de tercer mundo confirman a Mariátegui, incluso los tratados de libre comercio hacen lo mismo, hasta las payasadas de los países del grupo de Lima en su intentona de invadir Venezuela también confirman el pensamiento de nuestro Amauta. Hasta para este aspecto de la realidad, la solución que plantea, siendo esta única es la revolución socialista y no las soluciones intermedias, así lo dice “Yo participo de la opinión de los que creen que la humanidad vive un periodo revolucionario. Y estoy convencido del próximo ocaso de todas las tesis social democráticas, de todas las tesis reformistas, de todas las tesis evolucionistas.”[7].
Así lo mismo Mariátegui ya nos habla del internacionalismo “El internacionalismo no es únicamente un ideal; es una realidad histórica… un gran ideal humano, una gran aspiración humana no brota del cerebro ni emerge de la imaginación de un hombre más o menos genial. Brota de la vida. Emerge de la realidad histórica. Es la realidad histórica presente. La humanidad no percibe nunca quimeras insensatas ni inalcanzables; la humanidad corre tras de aquellos ideales cuya realización presiente cercana, presiente madura y presiente posible. Con la humanidad acontece lo mismo que con el individuo. El individuo no anhela nunca una cosa absolutamente imposible. Anhela siempre una cosa relativamente posible, una cosa relativamente alcanzable”[8]; de su sello de clase, de que existe una internacional burguesa y una internacional proletaria y eso no es que sea ideales de alguien o algunos. Son realidades concretas, hechos históricos como él mismo lo dijera y hoy a estas alturas el tiempo le sigue dando la razón y nos muestra como también hasta en el mismo capitalismo, las cosas se polarizan, los países toman posición en un bando y se enfrentan por intereses y así continuará mientras haya capitalismo “¿Es posible el frente único de la burguesía? Si; pero solo provisoriamente, solo mientras se conjuran un asalto decisivo de la revolución. Después, cada uno de los grupos de la burguesía trata de recobrar su autonomía”[9] eso estamos viendo en el bloque chino – ruso por un lado y el bloque Estados Unidos – europeo por el otro, hoy 2019 cuando están a punto de despedazarse en el caso venezolano. Estos hechos también muestran la vigencia de José Carlos Mariátegui y más aún la antesala de la tercera guerra mundial. Así lo mismo existe la internacional del proletariado “… pero soy partidario antes que nada del frente único proletario. Tenemos que emprender juntos muchas largas jornadas. Causa común contra el amarillismo. Antes que agrupar a los trabajadores en sectas o partidos agruparlos en una sola federación. Cada cual tenga su filiación, pero todo el lazo común del credo clasista. Estudiemos juntos las horas emocionantes del presente”[10] que ayer como hoy se enfrentan al capital, a la burguesía y cada lucha del pueblo en el mundo o en el Perú demuestra ello. Eso demuestra la lucha de los chalecos amarillos en Francia, eso la lucha del campesinado mexicano, colombiano, peruano que sin ser proletarios están dentro del frente único para enfrentarse a un enemigo común, de igual modo la lucha de los estudiantes chilenos o ciudadanos ingleses marchando en defensa de sus intereses. Nuevamente estos hechos nos indican la vigencia del pensamiento de José Carlos Mariátegui.
Non olvidar que Mariátegui también realiza análisis sobre el fascismo, identificándolo como el ala más reaccionaria de la burguesía “El fascismo para llegar al gobierno ha necesitado pisotear los principios de la democracia, del parlamentarismo, socavar las bases institucionales del viejo orden de cosas, enseñar al pueblo que el poder se conquista a través de la violencia, demostrarle prácticamente que se conserva el poder solo a través de la dictadura”[11], también cuando dice “El fascismo se declara filo – católico. Mussolini mira en la iglesia una fuerza de difusión de la italianidad en el mundo. La ideología imperialista y reaccionaria del fascismo encuentra en la iglesia un instrumento adecuado a sus fines”[12] que tiene que irse incluso contra los propios principios burgueses; para salvar al capitalismo y hoy irónicamente el fascismo de Bolsonaro acaba de tomar el poder en Brasil. ¿Acaso los países que se hacen llamar del primer mundo prácticamente no viven solo con la aplicación del fascismo?, el mismo Estados Unidos y China ya son fascistoides por no decir fascista, donde el verdadero poder lo tiene el presidente.
Pero mientras vamos escribiendo estas líneas debemos ser claros de que no somos quejones, de que no solo somos criticones, sino que el proletariado y los seres que asumen su posición siempre han sido hombres de acción “La actitud del hombre que se propone corregir la realidad es, ciertamente, más optimista y pesimista. Es pesimista en su protesta y su condena del presente. Pero es optimista en cuanto a su esperanza en el futuro. Todos los grandes ideales humanos han partido de una negación; pero todos han sido también una afirmación…Los que no nos contentamos con la mediocridad, los que menos aún nos conformamos con la injusticia somos frecuentemente designados como pesimistas. Pero, en verdad, el pesimismo domina mucho menos nuestro espíritu que el optimismo. No creemos que el mundo deba ser fatal y eternamente como es. Creemos que puede debe ser mejor. El optimismo que rechazamos es el fácil y perezoso optimismo panglosiano de los que piensan que vivimos en el mejor de los mundos”[13]
Como hombre de fe y como militante de una posición definida Mariátegui también teoriza sobre el arte, asumiendo una posición estética proletaria “la burguesía quiere del artista un arte que corteje y adule su gusto mediocre. Quiere en todo caso un arte consagrado por sus peritos y tasadores. La obra de arte no tiene, en el mercado burgués un valor intrínseco sino un valor fiduciario”[14] así mismo “Pero la ficción no es libre. Más que descubrirnos lo maravilloso, parece destinada a revelarnos lo real. La fantasía cuando no nos acerca la realidad nos sirve bien poco…La fantasía no tiene algo valor sino cuando crea algo real”[15]. Aplica el materialismo histórico y nos dice que el artista es hijo su tiempo y no puede escapar a ella “El artista que no sientes las agitaciones, las inquietudes, las ansias de su pueblo y de su época, es un artista de sensibilidad mediocre, de comprensión anémica”[16] y refiriéndose a la actualidad nos dice que hoy, dos almas, dos pensamientos están en el mundo, el pensamiento de la revolución y el pensamiento de la decadencia “La distinción entre las dos categorías coetáneas de artistas no es fácil. La decadencia y la revolución, así como coexisten en el mismo mundo, coexisten también en los mismos individuos. La conciencia del artista es el circo agonal de una lucha entre los dos espíritus. La comprensión de ésta lucha, a veces, casi siempre, escapa al propio artista. Pero finalmente uno de los dos espíritus prevalece. El otro queda estrangulado en la arena”[17]. Y esta misma realidad se refleja en el cerebro de los artistas tal como él mismo lo dijera, donde también pugnan entre sí, la revolución y la decadencia, quedando uno de ellos aplastado y estrangulado. Esto se da a pesar de que en mucho de los casos ni siquiera los individuos dueños de esos cerebros se dan cuenta de ello. Tal pensamiento mariateguista podemos traerlo para referirnos a aquellos que hoy creen estar por encima de la lucha de clases, a aquellos que creen tener sus propios pensamientos. A ellos les decimos que mientras existan sociedades clasistas como la nuestra, sus pensamientos no pueden escapar a esa realidad; y se den cuenta o no, así lo quieran o no. Sus pensamientos necesariamente responden a una clase social, a los intereses de una clase social. Por eso en muchos casos vemos a los pobres defendiendo y admirando a los millonarios. A la extrema pobreza apoyando al fujimorismo. Esto que estamos diciendo se liga lo que ya también cuál adivino, nuestro Amauta veía lo que la prensa puede realizar “Los periódicos pueden al exaltar al primer puesto a un artista mediocre y pueden reflejar al último a un artista altísimo. La crítica periodística sabe su influencia y la usa arbitrariamente. Consagra todos los éxitos mundanos. Inciensa todas las reputaciones oficiales. Tiene siempre muy en cuenta el gusto de su alta clientela”[18] la prensa que puede volver santo al delincuente y delincuente al santo y al bueno. ¿Acaso eso ha cambiado? Ese fenómeno se ha grabado. Por eso hasta en ese aspecto el pensamiento mariateguista se vuelve vigente y el látigo de la realidad cae sobre el rostro de los que quieren canonizar a Mariátegui para luego esconderlo.
Mariátegui no es hombre de palabra simplemente, tal como él lo dijera palabra escrita y acción concreta, como combatiente del proletariado desbordante de optimismo, participó de la creación de la central obrera del Perú, Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) que bajo lineamientos clasistas debería cumplir su jornada respectiva; de igual modo dotó al proletariado de su vanguardia, creando el partido socialista del Perú, esto por nombre porque en esencia este partido fue ligada a los lineamientos de la tercera internacional, teniendo por ello la misión de realizar la revolución, por eso decimos que más que socialista, lo que Mariátegui creó en esencia es el Partido Comunista del Perú..



[1] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.118. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[2] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.23, 24 y 25. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[3]7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Pg.31. Ediciones Cultura Peruana
[4] 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Pg.31. Ediciones Cultura Peruana
[5] DEFENSA DEL MARXISMO. Pg.105. Vol. 5. Ediciones AMAUTA.
[6] LA ESCENA CONTEMPORANEA. Pg.84. Vol. 1. Ediciones AMAUTA.
[7] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.22. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[8] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.157. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[9] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.122. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[10] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.33. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[11] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.81. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[12] ALMA MATINAL. Pg.88. Vol. 3. Ediciones AMAUTA.
[13] ALMA MATINAL. Pg. 35. Vol. 3. Ediciones AMAUTA.
[14] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA. Pg.7. Ediciones AMAUTA.
[15] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA. Pg.23. Ediciones AMAUTA.
[16] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA. Pg.58. Ediciones AMAUTA.
[17] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA. Pg.18 y 19. Ediciones AMAUTA.
[18] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA, Pg.16, Ediciones AMAUTA.

domingo, 24 de febrero de 2019

MANIFIESTO PERUANO POR EL CENTENARIO DEL GRITO DE CÓRDOBA


“El espíritu de córdoba vive en nosotros y dará luz con más conquistas y nuevas victorias”

¡Pueblo Peruano, Clasista y Combativo!

Acabamos de retomar el camino de la aurora matinal. En el marco del Centenario de la Reforma Universitaria de Córdoba, un hecho histórico que levantó en alto la bandera de la democratización de la universidad y forjó sus principios, los Estudiantes Universitarios, hemos repensado la universidad y sus taras, los dolores que nos aqueja y las libertades que nos han sido arrebatados mediante pseudoreformas universitarias que, en el fondo no son más que contrareformas que atentan contra la universidad pública, nacional, científica y democrática.

En el contexto internacional en el que se vive la más grave, extensa y larga crisis del capitalismo en su fase imperialista, expresada en la última crisis del 2008, los conflictos entre los países interimperialistas se vienen agudizando y cuya manifestación es la antesala de una tercera guerra mundial de rapiña. Los pueblos del mundo forjan luchas masivas y extensas por su liberación nacional y por la defensa de los derechos conquistados, beneficios y libertades democráticas conculcadas en rechazo de la explotación capitalista. Es así que, en nuestro País, la lucha también se presenta hoy contra la explotación capitalista que, en el plano económico, se presenta con la aplicación del modelo neoliberal, a la cual responde el carácter de enseñanza y el tipo de la educación peruana que está orientada al servicio del mercado y las transnacionales.

Ante la mirada pávida y complaciente de los usurpadores de la dirigencia de la Federación de Estudiantes del Perú – FEP, se promulgó la última contrareforma, la privatista, mercantil y antidemocrática (reaccionaria, persecutoria y discriminatoria) Ley Universitaria 30220, que legitima las violaciones de nuestros derechos y los abusos de las autoridades corruptas, apartando de fondo a la universidad de su rol científico y nacional, resquebrajando las pocas libertades académicas y políticas que el estudiante peruano gozaba producto de un siglo de conquistas de derechos que inició con el grito de Córdoba.
El estudiantado peruano, reunido en la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo (Huaraz – Áncash), en el I Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios del Perú, los días 20, 21 y 22 de junio del 2018, a propósito del centenario del grito de Córdoba y en defensa de la universidad pública, levanta las siguientes banderas:

1.   Luchar por una verdadera reforma universitaria que conduzca a la democratización de la universidad pública, manteniendo principios democráticos que sirvan al pueblo, orientados por el espíritu del grito de Córdoba y su desarrollo.
2.  Resueltamente combatir la violación de la autonomía universitaria, el autoritarismo, la criminalización de la protesta, y bregar por la aplicación plena del co-gobierno, la tacha docente y cátedra paralela para combatir la mediocridad académica, libertad de organización y prensa para desarrollar una cultura de libre pensamiento, cátedra libre y libertad de cátedra.
3.     Reorganizar democráticamente el movimiento estudiantil para luchar por la derogatoria de la Ley 30220 y por una verdadera reforma universitaria.
4.    Democratizar a la Federación de Estudiantes del Perú – FEP, para que sirva realmente a la causa del estudiantado peruano.
5.    Bregar por la articulación del movimiento estudiantil con las clases populares y apoyarlas en sus jornadas de lucha.

Durante cien años, el grito de córdoba ha sido un horizonte y la piedra angular de los principios democráticos que, hoy en día deben defenderse, pese a los tiempos negros donde la reacción ha intentado aniquilar todo lo progresista y democrático en la universidad, las futuras generaciones de este movimiento, hoy queremos reivindicarlos e ir por más. El espíritu de Córdoba vive en nosotros y dará luz con más conquistas y nuevas victorias.

Huaraz, 22 de junio del 2018

v Frente único de Defensa Estudiantil Santiaguina (FUDES – UNASAM)
v Acción Universitaria (FDCCPP – UNASAM)
v Coordinadora de Estudiantes Democráticos (COED – UNMSM)
v Círculo Estudiantil Vanguardia (CEV – UNMSM)
v Fuerzas Universitarias Progresistas (FUP – UNMSM)
v Fuerzas Universitarias Progresistas (FUP – UNASAM)
v Delegación de Estudiantes de la Facultad de Educación (UNJFSC)
v Círculo de Estudios de Derecho (USP – Huaraz)
v Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional Agraria La Molina (FEUA – UNALM)
v Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo (FE – UNASAM).

martes, 29 de enero de 2019

REIVINDICACIONES DEL MOVIMIENTO UNIVERSITARIO A NIVEL NACIONAL


POR UNA EDUCACIÓN CIENTÍFICA, NACIONAL Y DEMOCRÁTICA
1. Por el respeto al derecho de la educación para el pueblo, por una educación gratuita en todos los niveles, inicial, básica y superior, y sin ninguna restricción.
2.  Contra la privatización de la educación.
3. Desayuno y almuerzo gratuito en las escuelas  y en las universidades públicas.
4.   Seguro escolar de salud para todos los estudiantes de escuelas públicas.
5.   Entrega de materiales y medios educativos, en forma gratuita, por el Estado.
6.   Subvención para el transporte público y movilidades escolares estatales gratuitas. 
DEFENDER, REFORMAR Y TRANSFORMAR LA UNIVERSIDAD PERUANA
        I.            DEFENDER
Que implica enarbolar la defensa de la universidad pública. Por la recuperación, defensa de  los derechos y principios democráticos de la universidad, tales como:

1.   Defender  la Universidad y sus principios. Por la subsistencia y desarrollo de la universidad, y la universidad al servicio del pueblo y al desarrollo de la nación.
2.    Por la recuperación, defensa y desarrollo de  los derechos y principios democráticos de la universidad. 
3. Defensa de la autonomía universitaria, en lo académico, económico y administrativo.
4.      Defender la libertad de cátedra. Por libertad de pensamiento, de idea  de opinión y su libre difusión. 
5.   Por el respeto al derecho a tacha, exigimos un control democrático con participación de los gremios estudiantiles. No a las evaluaciones burocráticas. 
6. Por la gratuidad plena de la educación superior. Eliminación de pagos por tasas educativas como: matriculas, carnet, cursos jalados, pago por uso de laboratorios, etc.
7.     Respeto al cogobierno, por la participación de los tres estamentos en las decisiones universitarias.
8. Por el desarrollo de la investigación y proyección social en función de las necesidades e intereses del pueblo y la nación.
9.   Por una universidad nacional, pública, científica y democrática. Educación pública para todos los peruanos
10. Por el derecho a la educación superior para el pueblo y al servicio de su emancipación.  
   II.            REFORMAR.
Los cambios producidos en los últimos tiempos demandan reformar algunos aspectos de la universidad, para ponerlo acorde con el desarrollo alcanzado  por la humanidad gracias a la lucha del pueblo.
1.      Voto universal para elegir a las autoridades universitarias: Rector y  Decanos.
2.      Por la plasmación de los principios y derechos universitarios en la legislación de la educación superior.  Contra la legislación anti universitaria, que debe ser derogada.
3.      Por un acceso directo a las universidades.  
III.            TRANSFORMAR
En la actualidad la universidad le niega un futuro profesional de calidad e investigación al pueblo, niega el futuro para los hijos del pueblo y se elitiza sólo para un grupo de privilegiados.
1.      Por una educación nacional, científica y democrática.
2.   Por una adecuada formación profesional, sustentada en los más altos desarrollos alcanzados hasta hoy por la humanidad.
3.     Por cambios curriculares para implementar cursos necesarios para el aprendizaje de las profesiones, cursos de materialismo dialéctico e histórico vinculados a la realidad nacional.
4.      Por prácticas profesionales insertadas desde el inicio de la carrera y que asegure la congruencia de la teoría con la práctica.
5.   Por una universidad al servicio de las grandes mayorías, combatir el neoliberalismo, la  privatización, la elitización y la tecnocracia. 
OTROS PUNTOS REIVINDICATIVOS

1.      Por mayores rentas a las universidades públicas. 
2.  Mejora en la calidad y cantidad  de las raciones de alimentos en los comedores universitarios.
3.  Por el derecho a la investigación y la proyección social sin discriminación. Por el financiamiento de los proyectos de investigación.
4.   Luchar por la libertad de los estudiantes, docentes y trabajadores que se encuentran detenidos por causales del conflicto interno vivido en nuestro país y otras luchas sociales.
5.   Contra la represión, persecución política de las justas demandas de los estudiantes  y rechazo total a los reglamentos de procesos disciplinarios abusivos y arbitrarios.


Encuentro Nacional Universitario por el Centenario del Grito de Córdoba
Lima, Junio del 2018.

Lo que no se dice en el Día del Maestro: Reflexiones desde la precariedad y la resistencia

No sé si hoy corresponde felicitar. No sé si basta con decir “feliz día” a quien ha hecho de la enseñanza una forma de vida y de resistencia...