martes, 11 de junio de 2019

SOBRE LA CONMEMORACIÓN DEL NACIMIENTO DE NUESTRO GRAN AMAUTA JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI.




Hablar de Mariátegui, es hablar de un camino, de una razón y de una fe. Mariátegui no es imparcial, ni neutral como muchos pretenden ensalzarlo, he aquí, que él mismo hable “Mis simpatías no están con una nación ni con otra. Mis simpatías están con el proletariado universal. Mis simpatías acompañan del mismo modo al proletariado alemán que al proletariado francés. Si yo hablo de la Francia oficial con alguna agresividad de lenguaje y de léxico es porque mi temperamento es un temperamento polémico, beligerante y combativo. Yo no sé hablar unciosamente, eufemísticamente, mesuradamente, como hablan los catedráticos y los diplomáticos. Tengo ante las ideas, y ante los acontecimientos, una posición de polémica. Yo estudio los hechos con objetividad; pero me pronuncio sobre ellos sin limitar, sin cohibir mi sinceridad subjetiva. No aspiro al título de hombre imparcial; porque me ufano de lo contrario de mi parcialidad, que coloca mi pensamiento, mi opinión y mi sentimiento al lado de los hombres que quieren construir, sobre los escombros de la sociedad vieja, el armonioso edificio de la sociedad nueva”[1]. Así Mariátegui sigue y se define en el camino del proletariado, usa el razonamiento del proletariado; el materialismo dialéctico e histórico y Mariátegui tiene una fe, fe en la construcción del socialismo aquí en el Perú y esta como parte de la construcción del socialismo en el mundo; fe en la destrucción del capitalismo y la creación de una sociedad realmente humana. Claro que Mariátegui existió en una sociedad semifeudal y semicolonial de aquel entonces. Pero Mariátegui propugnaba por la destrucción de la semifeudalidad y la semicolonialidad, no para reemplazarlo por el capitalismo bajo dirección burguesa; sino por la democratización de la sociedad peruana bajo la dirección del proletariado. Por eso, afirma que “La crisis mundial es, pues, crisis económica y crisis política. Y es, además, sobre todo crisis ideológica. Las filosofías afirmativas, positivistas, de la sociedad burguesa, están desde hace mucho tiempo, minadas por una corriente de escepticismo, de relativismo. El racionalismo, el historicismo, el positivismo, declinan irremediablemente. Este es el indicio más definido y profundo de que no está en crisis únicamente la economía de la sociedad burguesa, sino de que está en crisis integralmente la civilización capitalista, la civilización occidental, la civilización europea…Presenciamos la disgregación, la agonía de una sociedad caduca, senil, decrépita; y, al mismo tiempo, presenciamos la gestación, la formación, la elaboración lenta e inquieta de la sociedad nueva. Todos los hombres, a los cuales, una sincera filiación ideológica nos vincula a la sociedad nueva y nos separa de la sociedad vieja, debemos fijar hondamente la mirada en ese periodo trascendental, agitado e intenso de la historia humana.”[2]Aquí se sobrentiende que esa democratización bajo la conducción del proletariado deviene en construcción del socialismo. Por eso nuestro gran amauta, la solución que plantea al problema del indio, y con ello al problema de la tierra “La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los gamonales”[3]. Es la entrega de la tierra al campesino, y nos advierte que no es el alfabeto del blanco, ni su cultura o muestras filantrópicas de algunos blancos que va traer la redención del indio “No es la civilización, no es el alfabeto del blanco, lo que levanta el alma del indio. Es el mito, es la idea de la revolución socialista. La esperanza del indígena es absolutamente revolucionaria”[4]; sino la eliminación de la servidumbre y con ella de la semifeudalidad, entregándole los medios de producción, en este caso la tierra, al campesino indígena. ¡No olvidar! Que este planteamiento era subversivo para aquel entonces, el orden de cosas de ese momento lo veía peligroso; los terratenientes lo veían como al demonio que quería destruir el orden divino.
            Por eso no se puede entender a José Carlos Mariátegui si alucinamos ubicarnos en un punto imparcial, en un lugarcito que está por encima de las clases sociales. Para entender a Mariátegui hay que tener una posición; la posición del proletariado revolucionario, esto es sentir por los desposeídos, por los miserables y hambrientos; en una palabra, por los explotados. En segundo lugar, hay que tener una concepción del mundo, esa concepción es el marxismo; hoy marxismo-leninismo-maoísmo, y en tercer lugar hay que tener un método, y es el método dialéctico; que nos permite ver todo fenómeno en permanente desarrollo.
            Cuando hablamos de desarrollo, no lo estamos entendiendo como la pequeña burguesía lo entiende o como los intelectuales ramplones y de panteón lo entienden: Para luego cacarear diciendo que Mariátegui escribió para su tiempo; hoy, hay que desarrollar nuevos pensamientos para nuevos tiempos dicen. Eso no son más que chácharas, que vacuidades; al gritar así muestran solo su pereza mental para leer a Mariátegui, su mediocridad de conocer de oídas la ideología científica del proletariado, y solo con esas oídas quieren refutarlo.
            Razón tenía nuestro gran amauta cuando nos hablaba sobre los dogmas “La posición marxista, para el intelectual contemporáneo, no utopista, es la única posición que le ofrece una vía de libertad y avance. El dogma tiene la utilidad de un derrotero, de una carta geográfica: es la sola garantía de no repetir dos veces, con la ilusión de avanzar, el mismo recorrido y de no encerrarse, por mala información en ningún impasse. El libre pensador a ultranza, se condena generalmente a la más estrecha de las servidumbres. Su especulación voltejea a una velocidad loca pero inútil en torno a un punto fijo. El dogma no es un itinerario sino una brújula en el viaje. Para pensar con libertad, la primera condición es abandonar la preocupación de una libertad absoluta. El pensamiento tiene una necesidad de rumbo y objeto. Pensar bien es, en gran parte, una cuestión de dirección o de orbita”[5] hoy los que quieren deshacerse de este pensamiento de Mariátegui, son aquellos que niegan la existencia de la lucha de clases y su quintaescencia como diría alguien, la dictadura del proletariado, cierran los ojos ante la realidad y no quieren ver la existencia de la propiedad privada capitalista, niegan que la libre competencia o la libertad comercial como lo llaman sus apologistas, lleva a la concentración de la producción, lleva a la formación de los monopolios y hoy mientras estamos hablando en este espacio; esa concentración, esa monopolización es una realidad, aun a niveles mucho mayores que cuando estaba vivo nuestro gran Amauta. Por eso decimos que en este aspecto Mariátegui está vigente. Porque él ya nos hablaba de los monopolios, ya observaba al imperialismo y la concentración de la producción, “El imperio no tiene todavía muchas trazas de dominar el mundo con sus soldados; pero sí de dominarlo con su dinero. Y un imperio no necesita hoy más. La organización o desorganización, del mundo, en esta época, es económica antes que política. El poder económico confiere poder político. Ahí donde los imperios antiguos desembarcaban sus ejércitos, a los imperios modernos les basta con desembarcar sus banqueros”[6] así pues las bases militares norteamericanas regadas por el mundo les dan la razón, la mayor dependencia económica de los países de tercer mundo confirman a Mariátegui, incluso los tratados de libre comercio hacen lo mismo, hasta las payasadas de los países del grupo de Lima en su intentona de invadir Venezuela también confirman el pensamiento de nuestro Amauta. Hasta para este aspecto de la realidad, la solución que plantea, siendo esta única es la revolución socialista y no las soluciones intermedias, así lo dice “Yo participo de la opinión de los que creen que la humanidad vive un periodo revolucionario. Y estoy convencido del próximo ocaso de todas las tesis social democráticas, de todas las tesis reformistas, de todas las tesis evolucionistas.”[7].
Así lo mismo Mariátegui ya nos habla del internacionalismo “El internacionalismo no es únicamente un ideal; es una realidad histórica… un gran ideal humano, una gran aspiración humana no brota del cerebro ni emerge de la imaginación de un hombre más o menos genial. Brota de la vida. Emerge de la realidad histórica. Es la realidad histórica presente. La humanidad no percibe nunca quimeras insensatas ni inalcanzables; la humanidad corre tras de aquellos ideales cuya realización presiente cercana, presiente madura y presiente posible. Con la humanidad acontece lo mismo que con el individuo. El individuo no anhela nunca una cosa absolutamente imposible. Anhela siempre una cosa relativamente posible, una cosa relativamente alcanzable”[8]; de su sello de clase, de que existe una internacional burguesa y una internacional proletaria y eso no es que sea ideales de alguien o algunos. Son realidades concretas, hechos históricos como él mismo lo dijera y hoy a estas alturas el tiempo le sigue dando la razón y nos muestra como también hasta en el mismo capitalismo, las cosas se polarizan, los países toman posición en un bando y se enfrentan por intereses y así continuará mientras haya capitalismo “¿Es posible el frente único de la burguesía? Si; pero solo provisoriamente, solo mientras se conjuran un asalto decisivo de la revolución. Después, cada uno de los grupos de la burguesía trata de recobrar su autonomía”[9] eso estamos viendo en el bloque chino – ruso por un lado y el bloque Estados Unidos – europeo por el otro, hoy 2019 cuando están a punto de despedazarse en el caso venezolano. Estos hechos también muestran la vigencia de José Carlos Mariátegui y más aún la antesala de la tercera guerra mundial. Así lo mismo existe la internacional del proletariado “… pero soy partidario antes que nada del frente único proletario. Tenemos que emprender juntos muchas largas jornadas. Causa común contra el amarillismo. Antes que agrupar a los trabajadores en sectas o partidos agruparlos en una sola federación. Cada cual tenga su filiación, pero todo el lazo común del credo clasista. Estudiemos juntos las horas emocionantes del presente”[10] que ayer como hoy se enfrentan al capital, a la burguesía y cada lucha del pueblo en el mundo o en el Perú demuestra ello. Eso demuestra la lucha de los chalecos amarillos en Francia, eso la lucha del campesinado mexicano, colombiano, peruano que sin ser proletarios están dentro del frente único para enfrentarse a un enemigo común, de igual modo la lucha de los estudiantes chilenos o ciudadanos ingleses marchando en defensa de sus intereses. Nuevamente estos hechos nos indican la vigencia del pensamiento de José Carlos Mariátegui.
Non olvidar que Mariátegui también realiza análisis sobre el fascismo, identificándolo como el ala más reaccionaria de la burguesía “El fascismo para llegar al gobierno ha necesitado pisotear los principios de la democracia, del parlamentarismo, socavar las bases institucionales del viejo orden de cosas, enseñar al pueblo que el poder se conquista a través de la violencia, demostrarle prácticamente que se conserva el poder solo a través de la dictadura”[11], también cuando dice “El fascismo se declara filo – católico. Mussolini mira en la iglesia una fuerza de difusión de la italianidad en el mundo. La ideología imperialista y reaccionaria del fascismo encuentra en la iglesia un instrumento adecuado a sus fines”[12] que tiene que irse incluso contra los propios principios burgueses; para salvar al capitalismo y hoy irónicamente el fascismo de Bolsonaro acaba de tomar el poder en Brasil. ¿Acaso los países que se hacen llamar del primer mundo prácticamente no viven solo con la aplicación del fascismo?, el mismo Estados Unidos y China ya son fascistoides por no decir fascista, donde el verdadero poder lo tiene el presidente.
Pero mientras vamos escribiendo estas líneas debemos ser claros de que no somos quejones, de que no solo somos criticones, sino que el proletariado y los seres que asumen su posición siempre han sido hombres de acción “La actitud del hombre que se propone corregir la realidad es, ciertamente, más optimista y pesimista. Es pesimista en su protesta y su condena del presente. Pero es optimista en cuanto a su esperanza en el futuro. Todos los grandes ideales humanos han partido de una negación; pero todos han sido también una afirmación…Los que no nos contentamos con la mediocridad, los que menos aún nos conformamos con la injusticia somos frecuentemente designados como pesimistas. Pero, en verdad, el pesimismo domina mucho menos nuestro espíritu que el optimismo. No creemos que el mundo deba ser fatal y eternamente como es. Creemos que puede debe ser mejor. El optimismo que rechazamos es el fácil y perezoso optimismo panglosiano de los que piensan que vivimos en el mejor de los mundos”[13]
Como hombre de fe y como militante de una posición definida Mariátegui también teoriza sobre el arte, asumiendo una posición estética proletaria “la burguesía quiere del artista un arte que corteje y adule su gusto mediocre. Quiere en todo caso un arte consagrado por sus peritos y tasadores. La obra de arte no tiene, en el mercado burgués un valor intrínseco sino un valor fiduciario”[14] así mismo “Pero la ficción no es libre. Más que descubrirnos lo maravilloso, parece destinada a revelarnos lo real. La fantasía cuando no nos acerca la realidad nos sirve bien poco…La fantasía no tiene algo valor sino cuando crea algo real”[15]. Aplica el materialismo histórico y nos dice que el artista es hijo su tiempo y no puede escapar a ella “El artista que no sientes las agitaciones, las inquietudes, las ansias de su pueblo y de su época, es un artista de sensibilidad mediocre, de comprensión anémica”[16] y refiriéndose a la actualidad nos dice que hoy, dos almas, dos pensamientos están en el mundo, el pensamiento de la revolución y el pensamiento de la decadencia “La distinción entre las dos categorías coetáneas de artistas no es fácil. La decadencia y la revolución, así como coexisten en el mismo mundo, coexisten también en los mismos individuos. La conciencia del artista es el circo agonal de una lucha entre los dos espíritus. La comprensión de ésta lucha, a veces, casi siempre, escapa al propio artista. Pero finalmente uno de los dos espíritus prevalece. El otro queda estrangulado en la arena”[17]. Y esta misma realidad se refleja en el cerebro de los artistas tal como él mismo lo dijera, donde también pugnan entre sí, la revolución y la decadencia, quedando uno de ellos aplastado y estrangulado. Esto se da a pesar de que en mucho de los casos ni siquiera los individuos dueños de esos cerebros se dan cuenta de ello. Tal pensamiento mariateguista podemos traerlo para referirnos a aquellos que hoy creen estar por encima de la lucha de clases, a aquellos que creen tener sus propios pensamientos. A ellos les decimos que mientras existan sociedades clasistas como la nuestra, sus pensamientos no pueden escapar a esa realidad; y se den cuenta o no, así lo quieran o no. Sus pensamientos necesariamente responden a una clase social, a los intereses de una clase social. Por eso en muchos casos vemos a los pobres defendiendo y admirando a los millonarios. A la extrema pobreza apoyando al fujimorismo. Esto que estamos diciendo se liga lo que ya también cuál adivino, nuestro Amauta veía lo que la prensa puede realizar “Los periódicos pueden al exaltar al primer puesto a un artista mediocre y pueden reflejar al último a un artista altísimo. La crítica periodística sabe su influencia y la usa arbitrariamente. Consagra todos los éxitos mundanos. Inciensa todas las reputaciones oficiales. Tiene siempre muy en cuenta el gusto de su alta clientela”[18] la prensa que puede volver santo al delincuente y delincuente al santo y al bueno. ¿Acaso eso ha cambiado? Ese fenómeno se ha grabado. Por eso hasta en ese aspecto el pensamiento mariateguista se vuelve vigente y el látigo de la realidad cae sobre el rostro de los que quieren canonizar a Mariátegui para luego esconderlo.
Mariátegui no es hombre de palabra simplemente, tal como él lo dijera palabra escrita y acción concreta, como combatiente del proletariado desbordante de optimismo, participó de la creación de la central obrera del Perú, Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) que bajo lineamientos clasistas debería cumplir su jornada respectiva; de igual modo dotó al proletariado de su vanguardia, creando el partido socialista del Perú, esto por nombre porque en esencia este partido fue ligada a los lineamientos de la tercera internacional, teniendo por ello la misión de realizar la revolución, por eso decimos que más que socialista, lo que Mariátegui creó en esencia es el Partido Comunista del Perú..



[1] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.118. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[2] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.23, 24 y 25. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[3]7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Pg.31. Ediciones Cultura Peruana
[4] 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Pg.31. Ediciones Cultura Peruana
[5] DEFENSA DEL MARXISMO. Pg.105. Vol. 5. Ediciones AMAUTA.
[6] LA ESCENA CONTEMPORANEA. Pg.84. Vol. 1. Ediciones AMAUTA.
[7] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.22. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[8] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.157. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[9] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.122. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[10] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.33. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[11] HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL. Pg.81. Vol. 8. Ediciones AMAUTA.
[12] ALMA MATINAL. Pg.88. Vol. 3. Ediciones AMAUTA.
[13] ALMA MATINAL. Pg. 35. Vol. 3. Ediciones AMAUTA.
[14] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA. Pg.7. Ediciones AMAUTA.
[15] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA. Pg.23. Ediciones AMAUTA.
[16] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA. Pg.58. Ediciones AMAUTA.
[17] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA. Pg.18 y 19. Ediciones AMAUTA.
[18] EL ARTISTA Y LA ÉPOCA, Pg.16, Ediciones AMAUTA.

Lo que no se dice en el Día del Maestro: Reflexiones desde la precariedad y la resistencia

No sé si hoy corresponde felicitar. No sé si basta con decir “feliz día” a quien ha hecho de la enseñanza una forma de vida y de resistencia...